Brutal death metal con algo de slamming, Terrance Hobbs y compañía, lograron sacarnos
los pulmones de la vibración sonora, bajo la voz grave y potente de Ricky Myers quien
desde el año 2019 es ya el consagrado nuevo frontman, que reemplazó al legendario
Frank Mullen.
La jornada inició temprano con los nacionales Sikario, que siendo las 19:00 en punto
arrancaron con una siniestra intro de piano, que saturaba los parlantes de la sala.
Nunca había visto a Sikario en vivo y la verdad me sorprendió su calidad, ejecución y
profesionalismo, su música es un death metal de los años noventa con algunos espacios
para algo más moderno, ambos guitarristas uno de ellos es quien canta de nombre
Alberto Arenas, se aventuran en una duplicidad de solos muy interesante, la batería creo
estaba muy alta con respecto a las guitarras aun así el sonido era bastante potente. El
vocal con voz grave y algunos mid vocals y también coros de su otro guitarrista Nicolas
Escobar, creo la apuesta es muy buena. Agradecen harto al público presente, que para
esa hora eran más de cincuenta personas, que veían atentamente su show. Interpretan
temas de su futura producción, donde se deja espacio para un naciente mosh,
protagonizado por un weon que anda con una muleta. Casi al finalizar, Arenas, dedica un
tema de su último single a Rodrigo Contreras, ex guitarrista de Criminal fallecido hace
algunos días.

Algunos minutos antes de las 20:00 hrs parte Gangrena, luego de haber realizado un
breve chequeo de sonido, pero aun así con algunos problemas sonoros principalmente
del sonido de la guitarra. Originarios de Chillan ellos transmitían su orgullo y alegría por
estar ahí presentes, nunca lo había visto ni escuchado en vivo, su música se aleja un
poco de la propuesta del death metal más brutal, para toman algo más de grove, incluso
encontré una onda media Dorso en los riffs y la velocidad de medio tiempo a la que tocan,
obviamente no es exactamente lo mismo, pero algo se me hizo familiar. Con tres
integrante Gangrena mostró su música cantada en castellano, durante poco más de
media hora pasando por temas de sus cuatro álbumes lo que demuestra la constancia
que han tenido desde el año 2008 a la fecha.

Puntuales como es habitual con esta productora, siendo las 21:00 hrs, inicia el conteo
para dar comienzo a la masacre sonora rompe tímpanos, Suffocation literalmente nos hizo
perder el aire, los bombos y la batería en general muy potentes por sobre las guitarras
que a veces se perdían las figuras tan minimalistas pero importantes que hacen sus
maestros en las seis cuerdas como los son su líder y único miembro original Terrance
Hobbs, acompañado en esta oportunidad por Derek Boyer en el bajo desde el año 2004,
un veterano en las cuatro cuerdas que toca el bajo muy abajo, viejo capo; Charlie Errigo
también en guitarras el más piola de todos, Erick Morotti en batería, que tremendo viejo,
muy preciso y técnico; finalmente el más nuevo de todos pero que ya grabó voces en su
última producción, me refiero al ya mencionado Ricky Myers, que sin duda se roba todo el
show, muy carismático frontman que constantemente animaba al publico a que hiciera

circle pits y por su puesto muy obedientes le hacían caso, Myers dialogó harto con el
publico anunciando todos sus temas que aunque fueron prioritariamente de la grandiosa
ultima placa Hymns from the Apocrypha, también se tiró joyas antiguas como Catatonia
del Human Waste y otras de los álbumes Efiggy of the forgotten, Despise the sun, Pierced
from within y de su penúltimo álbum Of the Dark Light.

Suffocation se caracteriza por mantener un estilo muy fiel y parejo durante toda su carrera
ocupando siempre la misma formula de componer, sin derecho a concesiones ni muchas
melodías, por lo que en vivo suenan como si todos los temas fueran de una misma época.
Esto no sé si sea bueno o malo, pero es el estilo amado por muchos fanáticos que
repletaron la sala y protagonizaron violentos mosh con algunas varias intenciones de
barricada diving que es cuando quienes flotaban por sobre el público eran lanzados a las
vallas

Suffocation tocó por algo así como una hora veinte minutos, al finalizar Myers, se quedó
un rato en el sector de las vallas para saludar a los asistentes e incluso tomarse algunas
fotos, ahí pude notar que era una persona muy amable y que necesitaba el contacto con
los bangers.
Reportaje Por: Nelson Muñoz.
Fotos: Francisco Agular

